Escribir la música

Se nos ocurrió escuchar una melodía y proponer dos ejercicios sobre ella. 
El primero fue escribir la historia que la música desconocida sugería.
Esta es la historia que le inspiró a Javier:

LA TELA DE ARAÑA

Érase una vez una araña que se balanceaba sobre su tela, para poder coger el queso de una tienda, pero por más que lo intentaba salía volando hacia arriba. Siguió así y sólo consiguió balancearse de un lado a otro. Entonces, tuvo una idea: haría una tela de araña en el techo y se descolgaría de ahí. Pero al intentar subir por la pared, se resbaló. Lo intentó otra vez, pero tampoco lo consiguió, y la otra, y la siguiente vez. Se cansó y caminó hacia la salida, cuando tropezó con un cucharón que apoyado en un salero y en el mango un pimentero. Al tropezar, el cucharón le catapultó hacia el techo donde pudo hacer su tela de araña. Al hacerla, se descolgó y pudo quitar la tapa de cristal donde estaba el queso y cogerlo.

Y a Yohana:

EL COLECCIONISTA DE CUERPOS

Una chica andaba por un pasillo para llegar al baño, perro cada vez se hacía más largó y a su vez más estrechó, hasta el punto de que estaba casi aplastada y, de repente, ¡Prum! Cayó a un abismo, pensando que ese sería su final.

Apareció en una habitación espaciosa con una única puerta, la cual abrió. Estaba en una habitación igual, pero más pequeña, y así pasó varias veces consecutivas, hasta que estaba en una habitación tan pequeña que no podía respirar y cayó inconsciente.

Cuando despertó, estaba en aquel pasillo y por detrás aparecieron unos demonios que la empezaron a perseguir. Asustada, salió corriendo y se tropezó, y otra vez se quedó inconsciente. Cuando se volvió a levantar volvió al principio del pasillo, y así constantemente.

La chica, con ganas de que termine, prefiere suicidarse, pero cuando lo hizo volvió a despertar en ese pasillo.

Decidió abrir la supuesta puerta de su habitación, pero, cuando la abrió, vio un cuarto lleno de cadáveres y, de repente, alguien le clavó un cuchillo por la espalda.

Fin... ¿O no? 




El segundo ejercicio consistió en desvelar el título de la melodía y escribir una historia volviéndola a escuchar. 
Esto es lo que la Marcha fúnebre para una marioneta, de Charles Gounod, inspiró a Javier, a Sara y a Candela:

1

Era el funeral de Edwin Wanler, alias “la marioneta”, un gran titiritero al que le dedicaron un gran funeral por estar tanto tiempo entreteniendo a los niños. (Javier)

2

Un señor estaba haciendo un espectáculo con la marioneta Víctor. La marioneta se cae y muere. Suena la sinfonía del silencio. (Sara)

3

Había una vez una niña llamada Martha. Martha tenía una marioneta muy pesada. Así que cogió u puñal y de noche la asesinó. (Candela)









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